
Hace unos días podíamos leer una noticia que rezaba así:Seis de cada diez parados lleva buscando empleo más de un año. El concepto de parado de larga duración hace justo referencia a ester perfil de personas que llevan buscando empleo desde hace un año o más. Este porcentaje tal elevado se conoció a través de las cifras de la Encuesta de Población Activa y se concreta en las siguientes cifras: de los 3.439.900 parados de larga duración existentes al finalizar septiembre, el 39% (2.165.100) llevaba dos años o más intentando conseguir un trabajo, mientras que el 23% (1.275.700) llevaba entre un año y menos de dos años. Todos sabemos que buscar trabajo requiere esfuerzo y ánimo, pero ocurre una circunstancia común a todas las personas que llevan buscando empleo más de un año, y es que cada vez la desmotivación es más grande y cuesta más encontrar empleo.
Las personas paradas de larga duración entran en una dinámica más compleja, al ver que los esfuerzos que realizan no dan el resultado que se espera en el plazo deseado. De esta manera, la frustración puede ir ganando terreno y haciendo más difícil la modificación de hábitos o la búsqueda de alternativas a las acciones de búsqueda de empleo. El pensamiento de «da igual lo que haga, no voy a encontrar trabajo» se hace cada vez más recurrente y es más complicado eliminarlo. Es por ello que las personas que llevan más tiempo en paro sean justamente las que deban estar más activas, para vencer a esos pensamientos negativos y derrotistas. A veces es muy difícil conseguir encontrar un poco de luz, pero hay tres claves que podemos seguir para que ese tiempo que llevamos en paro no sea un lastre y una losa:
- Hacerse valer. Ser consciente de lo que tienes: tu formación, tu experiencia, tus capacidades y habilidades… todo eso es algo con lo que cuentas y que es tu punto de partida. Hay que ser realista, pero no sólo siendo consciente de mis limitaciones o las circunstancias económicas mundiales, sino sobre todo de lo que tengo que ser consciente es de lo tengo y cómo potenciarlo.
- Estar activo. No parar de hacer cosas, que puede ser desde ir a andar durante media hora al día hasta matricularse en una formación concreta (siempre con un fin concreto, no por hacer algo) Mantener rutinas, acudir a talleres o conferencias, a exposiciones, pautar la búsqueda de empleo… todo ello nos ayuda a erradicar el peor pensamiento de la persona que está en paro, que es creer que no vale para nada. Totalmente al contrario, todos tenemos una valía profesional, no debemos desperdiciarla nosotros mismos.
- Dejar ir y cerrar ciclos. Si hemos tenido una mala experiencia profesional, un ERE, un despido, etc… solemos tender a pensar que nunca encontraremos nada mejor o que hemos ido haciendo decisiones equivocadas a lo largo de nuestra vida. Debemos plantarnos y parar de pensar en el pasado, dejar ir esos pensamientos que nos anclan en algo que no podemos cambiar: cada uno tomamos las decisiones de nuestra vida pensando que, en ese momento, son las más adecuadas. Por ello deberemos dejar de pensar en pasado y pensar en presente: qué hago ahora, cómo lo hago ahora y para qué hago ésto ahora, evidentemente con el fin del futuro, pero es ahora cuando podemos decidir.
Siendo consciente de quién eres, estando activo y centrándote en el presente te sentirás más dueño de tu vida, porque aunque las circunstancias externas no las puedas cambiar, sí que puedes elegir cómo posicionarte ante ellas.