
¿Los domingos son el peor día de la semana por tener que volver el lunes a trabajar? ¿Te encuentras agotado y superado en tu puesto de trabajo? ¿Sientes cómo si estuvieras bloqueado? Todo esto pueden ser síntomas del burnout o síndrome del trabajador quemado. Te contamos en qué consiste y cómo superarlo.
¿Qué es el burnout?
La Organización Mundial de la Salud lo define como agotamiento. Específicamente el burnout es un síndrome conceptualizado como resultado de estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito. Se caracteriza por tres dimensiones:
- Sentimientos de agotamiento o agotamiento energético.
- Mayor distancia mental del trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo.
- Reducida eficacia profesional.
El agotamiento se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida.
No es considerado como tal una enfermedad pero sí que se asocia directamente al ámbito laboral, como un desgaste continuado. El estrés, el mal del siglo XXI, hace su aparición aquí en grado máximo. Ese estrés que se va acumulando día tras día, genera ese sentimiento de agotamiento, de no poder más y de sentir que el trabajo es una condena.
Tres ideas para superar el burnout
En este artículo, Pilar Jericó nos lanza tres sugerencias para ayudar a minimizar los efectos de este síndrome. Lo primero, dedicarnos tiempo. Muchas veces nuestro trabajo hace que nos centremos en hacer y producir, sin pensar que si no estamos bien, poco haremos o produciremos. Tienes que buscar tiempo para ti. Desde caminar quince minutos hasta leer en el tren de vuelta a casa, o ver tu serie favorita. Intenta encontrar esos momentos en los que sólo estés tú. Recarga pilas.
También es importante aprender a decir no. En muchas ocasiones nos damos a los demás y nos olvidamos de nosotros mismos. Unido a lo anterior, tienes que aprender a anteponer tus necesidades a las de los demás. Por eso, destina tiempo para ti, no lo regales a los demás si no tienes para ti.
Y por último, sé compasivo contigo mismo. No te exijas de más. Muchas veces la autoexigencia lo que hace es disparar los niveles de estrés. Así pues, tómate los retos como lo que son, retos. No eres superman ni superwoman. Cada uno llegamos hasta donde llegamos, no te quemes de más.
Image by andreas160578 from Pixabay