
¿Cuántas personas se consideran felices en su trabajo? Seguro que pocas. Y no es que el trabajo en sí sea malo, si no que a veces lo que hacemos no nos aporta una satisfacción. Realmente el fin del trabajo es intercambiar el desempeño de la persona para generar un producto, servicio, etc, a cambio de recibir un salario, un dinero. Así definido, no significa en absoluto que el trabajo tenga que reportarnos felicidad. Pero la felicidad es un elemento motivador considerable. La satisfacción en el trabajo va en consonancia con hacer algo que te gusta, que te llena. En definitiva, que te apasiona. El problema es que muchas veces ni sabemos lo que nos apasiona, y si lo sabemos, a veces no sabemos cómo reconvertirlo en un trabajo. Por eso, el salario emocional es un concepto que nos puede ayudar a subsanar esas carencias.
¿Qué es el salario emocional?
Lo podemos definir como esas retribuciones no económicas que el obtenemos de la empresa. Ejemplos de salario emocional serían el tener un horario flexible, días libres o facilitar la conciliación a través del teletrabajo. Pero también hace referencia a la posibilidad de recibir formación adecuada que me permita desarrollarme, favorecer la realización de voluntariado, integrar espacios de ocio, facilitar la cohesión del equipo… Todo ello ejemplos que nos permiten, nos apasione o no nuestro trabajo, hacerlo con más alegría. Porque el salario emocional nos convierte en personas.
Una organización que apueste por reconocer el valor del salario emocional es una empresa que apuesta no por sus trabajadores, si no por las personas que son. A veces se pierde la perspectiva. Parece que para ser bueno en el trabajo hay que ser sumiso, no destacar, estar mucho tiempo en la oficina… Todo ideas del pasado, que buscaban trabajadores robot. Hoy en día las organizaciones sanas quieren que las personas que allí trabajen sean eso, personas. Y que optimicen el tiempo de trabajo pero también el de ocio. Porque cansados, frutrados y estresados trabajamos peor. Y es que al final son esas pequeñas grandes recompensas que hacen que merezca la pena seguir trabajando en ese puesto y que, en definitiva, nos motivan para seguir dando lo mejor de nosotros mismos.
Os compartimos este post de Infojobs con ejemplos de que esto existe. 10 empresas que dan salario emocional a sus trabajadores.
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