¿Cómo vas de actitud?

Si te encuentras en búsqueda de empleo, sabes que es difícil mantener el ánimo alto todos los días. Al principio sueles encontrarte con ganas, te das margen, te permites que no te llamen para entrevistas, te mantienes con expectativas en positivo. Pero a medida que va pasando el tiempo sin conseguir los resultados esperados, el ánimo va decayendo y la actitud elevada inicial se va mermando hasta volverse demasiado voluble y pesimista.
La importancia de tener una buena actitud no se basa en la idea simplista de ser o no ser optimista o positivo. La actitud es algo más que afecta a todas las áreas de nuestra vida. La definición de actitud según la RAE en su tercera acepción es disposición de ánimo manifestada de algún modo. No se hace referencia a si ese ánimo es positivo o negativo. La actitud es cómo te comportas, cómo te posicionas ante un hecho o situación. Entendida de esta manera, la actitud es algo totalmente elegible y sobre lo que se puede trabajar, no para convertirse en alguien feliz sin motivo o totalmente fuera de la realidad, sino para modificar nuestra actitud haciendo que, siendo consciente de lo que hay, de mí y de mi entorno, modificar mi ánimo para adaptarme al máximo y mantener así una predisposición abierta, asertiva y realista.
Con esto, la actitud se vuelve de alguna manera en mi aliada. Controlo lo que pienso, no controlo mi entorno. Puedo ser capaz de actuar de acuerdo a mi entorno sin que éste me supere o me hunda, ojo, también dándome un margen para cuando me sienta mal, tener el derecho a sentirme mal (de ahí la asertividad). Es decir, modificaré mi actitud para conseguir obtener lo que ese entorno me pueda dar aplicando todo el trabajo y el esfuerzo que dependa de mi, siendo realista y consecuente con lo que puedo y sé. La actitud depende de ti, el entorno influye en ti, trabaja en lo que puedes controlar y fluye.
Imagen http://photopin.com/