
En muchas ocasiones ocurre que, cuando estamos en búsqueda de empleo, nos esforzamos un montón: nos apuntamos en cientos de páginas, nos trabajamos el curriculum, las cartas de presentación… Y también comenzamos a meter cabeza en las redes profesionales e incluso nos lanzamos a crear un blog, o a colaborar en otros blogs, con la idea de crear nuestra marca personal, de darnos a conocer y demostrar de lo que somos capaces. Si esto lo hacemos bien (es decir, de manera cuidada, profesional y constante) y le dedicamos el esfuerzo y el tiempo necesario junto con algunas dosis de networking online y offline, es más que probable que podamos conseguir aproximarnos a nuestros objetivos, y por supuesto ayudarnos a conseguir un puesto de trabajo. Pero cuando conseguimos el trabajo, ¿qué pasa con nuestra marca personal?
Conozco a personas que se han currado mucho la búsqueda, la marca, todo… pero cuando consiguen un trabajo, se olvidan y de alguna manera dejan morir todo ese trabajo realizado. Hoy en día el trabajo para toda la vida es más que imposible de conseguir salvo por empleo público, así pues, ¿es recomendable dejar de lado nuestro posicionamiento en la web cuando conseguimos un trabajo? Desde luego que no.
La marca personal es algo que se trabaja constantemente. Si sólo te esfuerzas y dedicas tiempo cuando estás en desempleo, ¿qué imagen estás dando? Y por otra parte, piensa que todo el esfuerzo que inviertes en tu marca, en hacerte un hueco, en tu proceso de networking, se desvanece cuando lo dejas de lado. Si te quedas de nuevo en paro, no va a ser tan fácil volver a ponerte a punto. Con tu marca personal no está permitido el aparecer y desaparecer como si fueras el Guadiana, justamente al revés, tu marca personal debes alimentarla día a día, con cada experiencia, con cada tarea… Eres un profesional siempre, no dejes morir tu marca, un trabajo no te acompañará toda la vida, la marca personal sí.