Conseguir poner en práctica un proyecto empresarial nunca ha sido sencillo y, ahora, cuando la financiación empieza a ser más accesible pero continúa estando al alcance de unos pocos, cómo “arrancar” sigue siendo una de las dificultades con las que se enfrenta cualquiera que apueste por hacer realidad una idea de negocio.
El dinero importa pero ¡ojo! no es lo básico a la hora de lanzarte a hacer realidad tu propia empresa. Hay que ser consciente de las dificultades pero, no olvides que, “querer es poder”, y se puede emprender sin dinero.
Por supuesto, todo depende de la actividad que quieras desarrollar, pero en muchos casos, con una inversión mínima, podrías intentar hacer realidad ese “sueño” por el que estarías dispuesto a trabajar muy duro. Diseñador gráfico, periodista freelance, coach, entrenador personal, fisioterapeuta, abogado…muchas profesiones ofrecen, en la actualidad, la posibilidad de sacar partido a tu propio talento, algo que podría darte excelentes resultados.
Según tus estudios, tu preparación y tu experiencia tienes opciones a tu alcance en las que, tal vez, no hayas reparado y conviene estudiarlas como una forma de encontrar un autoempleo o, incluso, como una posible fórmula de generar más puestos de trabajo.
¿Te frena el dinero? Nadie dijo que fuese fácil pero, afortunadamente, hoy en día, contar con un mayor o menor “respaldo” económico no frena a todos aquellos que quieren emprender. No tengas temores y prepara un buen plan de negocio que refleje con claridad tu proyecto, con sus pros y sus contras, sus posibles gastos de inicio y sus expectativas de ingresos. Ese “plan” te abrirá muchas puertas, desde instituciones, dispuestas a apoyar nuevas ideas, hasta sucursales bancarias deseosas de impulsar negocios emergentes.
Analiza el mercado en el que quieres “hacerte un hueco” y domina la situación. Entre más conozcas tu sector, más preparado estarás para defender tu proyecto. En el mercado dinámico en el que nos movemos, el que mejor “controle la situación” más probabilidades tendrá de conseguir su “sitio”.
Un emprendedor tiene que “moverse”. Las distintas administraciones no han de tener secretos para ti, y los “temibles” bancos se van a rendir ante un buen proyecto.
Se trata de una cuestión de ACTITUD (soy emprendedor, no valen derrotismos) y de PREPARACIÓN (sé de lo que lo que hablo y tengo la formación adecuada), con estas dos premisas, la posible financiación llegará y tu proyecto saldrá adelante, ¡no lo dudes!